Adultos
Cuando algo no va bien y el malestar impacta sobre nuestra vida cotidiana, no siempre pueden identificarse sus causas. Puede tratarse de una dificultad inédita con la que tropezamos por primera vez o, por el contrario, de una dificultad recurrente que se agrava con el paso del tiempo o que aparece de forma intermitente.
Es preciso darle un lugar y una dignidad a eso que nos preocupa: ponerlo en palabras, localizarlo, ordenarlo, para poder darle tratamiento. Ya sea que se trate de un modo personal de funcionamiento -actos o situaciones que se repiten y que provocan cada vez sufrimiento, inhibiciones o dificultades con los demás- o de un síntoma.
Motivos de consulta: ansiedad, pánico o angustia; dificultades en la comunicación o en la interacción con otras personas; tristeza; duelos; apatía; agresividad e irritabilidad; conductas adictivas; anomalías en la alimentación; afectaciones del cuerpo vinculadas a momentos de crisis o angustia; insomnio; eventos traumáticos o impactantes; dificultades en el ámbito laboral o profesional; problemas familiares o de pareja; soledad y aislamiento.